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Finalizando su deuda
Una hermosa mujer joven sale de la ducha, se envuelve en una toalla y le dice a su marido que ya puede utilizar
la ducha. Cuando el entra en el baño, suena el timbre de la puerta. La esposa le dice que ella abre y baja a
abrir la puerta envuelta en la toalla. Cuando abre la puerta encuentra a su vecino, Bill, quien se queda
boquiabierto ante la visión que se le ofrece. El saca dos billetes nuevecitos de 100 dólares y le dice a ella que
son suyos si deja caer la toalla hasta la cintura. Ella piensa, ¿por qué no?, de modo que deja caer la toalla y
coge el dinero. Bill jadea ante lo que ve, saca prontamente otros doscientos dólares y se los ofrece si deja caer
la toalla completamente. Ella piensa que ya había llegado bastante lejos, así que ¿qué importaba?, y deja caer
la toalla al suelo. Bill la contempla un momento, le da las gracias y se va. Cuando ella sube de nuevo, su marido
acababa de terminar de ducharse, y le pregunta
-¿Quién llamaba a la puerta?
-Era, Bill
-¡A que bueno!!!, ¿y ya me trajo los 400 dólares que me debe?
la ducha. Cuando el entra en el baño, suena el timbre de la puerta. La esposa le dice que ella abre y baja a
abrir la puerta envuelta en la toalla. Cuando abre la puerta encuentra a su vecino, Bill, quien se queda
boquiabierto ante la visión que se le ofrece. El saca dos billetes nuevecitos de 100 dólares y le dice a ella que
son suyos si deja caer la toalla hasta la cintura. Ella piensa, ¿por qué no?, de modo que deja caer la toalla y
coge el dinero. Bill jadea ante lo que ve, saca prontamente otros doscientos dólares y se los ofrece si deja caer
la toalla completamente. Ella piensa que ya había llegado bastante lejos, así que ¿qué importaba?, y deja caer
la toalla al suelo. Bill la contempla un momento, le da las gracias y se va. Cuando ella sube de nuevo, su marido
acababa de terminar de ducharse, y le pregunta
-¿Quién llamaba a la puerta?
-Era, Bill
-¡A que bueno!!!, ¿y ya me trajo los 400 dólares que me debe?
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