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El avaro de siempre
Un escocés estaba leyendo en voz alta un libro de proverbios. De pronto, calló, y los familiares le preguntaron el motivo.
Pero él seguía sin hablar. Entonces, su mujer quiso enterarse de la causa de aquel repentino y extraño silencio. Tomó el libro y miró la página cuya lectura había enmudecido a su marido: En la misma se leía: «El silencio es oro»
Pero él seguía sin hablar. Entonces, su mujer quiso enterarse de la causa de aquel repentino y extraño silencio. Tomó el libro y miró la página cuya lectura había enmudecido a su marido: En la misma se leía: «El silencio es oro»
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