Un ingeniero y un abogado en el cielo
«¿Yo?, soy ingeniero.»
«¿Ingeniero? mmm… no, ésos no entran aquí, no estás en la lista.»
Como no el quedaba de otra, el ingeniero fue a tocar a las puertas del infierno:
«Hola, vengo porque no me aceptaron en el cielo.»
«Ah ¿no? ¿y qué eres?»
«Soy ingeniero.»
«¿Ingeniero? ¡pasa, pasa!»
Después de estar varios meses soportando el calor, la peste a azufre, las largas caminatas, y demás inconvenientes del infierno, el ingeniero decidió hacer algunas mejoras, así que al poco tiempo el infierno contaba ya con aire acondicionado, ventiladores para sacar el espantoso olor, escaleras eléctricas, etc. Al cabo de un año, cuando Dios no oía ninguna queja del infierno, habló para ver como andaban las cosas:
«Hola Satanás.»
«Hola Dios.»
«¿Cómo van las cosas?»
«Uy, van de maravilla, con aquel ingeniero que mandaste…»
«¿INGENIERO?, eso debe estar mal, te ordeno que me lo regreses, fue un error.»
«Ah no, eso sí no, el ingeniero es mío.»
«¡O me lo regresas o te demando!»
Se oye la risa burlona de Satanás:
«¡Ja ja ja!… ¿demandarme? ¿Y de dónde vas a sacar a un abogado para eso?»
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