Un gallego en el Vaticano
Al ver el escaparate el obispo entra y le ruega al gallego:
“Por favor, pero ¿qué hace con la imagen de nuestro Señor? Esto es blasfemia!,
blasfemia!, por Dios! quite la imagen de Cristo inmediatamente, esto es tomar el nombre de Dios en vano!!”
El Gallego alucinado piensa – “Habemus Problema” y decide actuar.
El obispo marcha y picado por la curiosidad a la semana se acerca otra vez a la
ferretería. Cuál es su sorpresa cuando en el escaparate ve a Jesús sonriendo y con la mano derecha articulada va saludando con un cartel colgado que reza: “¡Adivine en qué mano se utilizó Clavos García!”.
El obispo exaltado entra de nuevo a la ferretería y ya cabreado le vuelve a insistir al gallego:
“Santa Madre de Dios!, pero ¿qué le dije?, ya me esta quitando la imagen de Nuestro Señor!, blasfemia!, blasfemia!” – ahora sí que el gallego se caga en todo y decide tomar cartas en el asunto.
Esta vez, el obispo, encendido no espera una semana sino que al día siguiente se presenta en la ferretería.
El obispo se acerca al escaparate y ve la Cruz de Cristo (esta vez sin Jesús en
ella) y en letra muy chiquitina, muy chiquitina, muy chiquitina ve una placa que pone: “Con Clavos García ni CRISTO se hubiera escapado!!!!!”
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