Piñas de millo con mantequilla.
-¿Sabes que te digo?, Tengo unas ganas de follar impresionante.
-¿Te crees que to no?, responde el otro.
-Creo que en este pueblo, si no recuerdo mal hay una casa de putas ¿Vamos?
Los dos llegan a la casa de citas y les aparece una anciana de unos setenta años, que les pregunta que buscan:
-Señora , ¿es aqui donde las putas?
-¡Si! pero hay un problema, que los nacionales están cerca y las chicas se fueron todas. dice la anciana.
-¿Entonces?. dice uno de ellos.
-Yo misma me ofrezco, para su deleite.
Los dos se miran con cara de asco, pero tanta eran las gnas que entro el primero y a oscuras se desnudaron y la anciana se acusta en la cama.
Tanto asco le produjo al prófugo que no se atrevió y junto a la cama vió una cesta con (piñas de millo-mazorcas de maiz) y sin pensarlo cogió una y se la metió a la vieja. Tanto le gustaba que no paraba de gritar: ¡Sigue! ¡Sigue!
Según le metía una piña la tiraba de la repugnancia que le daba por la ventana, hasta el punto de arrojarse y salió corriendo…
La vieja salió extrañada y le dijo al compañero:
-Y tu amigo?
Contesta él:
Yo que se , me puse a comerme estas piñas con mantequilla y no lo vi salir.
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