La quiropráctica y la pelotita de golf
La pelota golpeó a uno de los hombres, quien de inmediato juntó ambas manos en su entrepierna, y cayó al suelo rodando y gimiendo lastimosamente.
Las mujeres corrieron hasta donde estaba el hombre. Una de ellas, sintiéndose culpable, dijo:
– Por favor, déjeme ayudarlo. Soy quiropráctica y sé como quitarle el dolor si usted me lo permite.
– Ouch, auuuu, noooo. Estaré bien… el dolor se me pasará en unos minutos, contestó el hombre, mientras permanecía en posición fetal, tirado en el cesped y con las manos en su entrepierna.
Ella insistió hasta que finalmente él le permitió ayudarlo; ella gentilmente le separó las manos y lo acostó a su lado, le desabrochó los pantalones, puso sus manos dentro y comenzó a masajear.
– Se siente bien? preguntó la dama.
– ¡Me siento fantástico!pero el dedo me sigue doliendo..
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