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Lotería de Navidad
Esto es un catalán que, desde 15 días antes del sorteo de la Lotería de Navidad, está en la iglesia diciéndole a Dios:
– Mira señor. Tu me tienes que ayudar. Tienes que hacer que gane el gordo de la Lotería completo.
Y ese año, no le toca nada.
Al año siguiente, lo mismo. Y al siguiente… y al siguiente… y al siguiente.
Así que a Dios se le hinchan los cataplines, y se le aparece al catalán con una luz muy grande y un trueno muy gordo:
– Hijo mío. Yo te quiero ayudar. Pero compra el décimo por lo menos.Esto es un catalán que, desde 15 días antes del sorteo de la Lotería de Navidad, está en la iglesia diciéndole a Dios:
– Mira señor. Tu me tienes que ayudar. Tienes que hacer que gane el gordo de la Lotería completo.
Y ese año, no le toca nada.
Al año siguiente, lo mismo. Y al siguiente… y al siguiente… y al siguiente.
Así que a Dios se le hinchan los cataplines, y se le aparece al catalán con una luz muy grande y un trueno muy gordo:
– Hijo mío. Yo te quiero ayudar. Pero compra el décimo por lo menos.
– Mira señor. Tu me tienes que ayudar. Tienes que hacer que gane el gordo de la Lotería completo.
Y ese año, no le toca nada.
Al año siguiente, lo mismo. Y al siguiente… y al siguiente… y al siguiente.
Así que a Dios se le hinchan los cataplines, y se le aparece al catalán con una luz muy grande y un trueno muy gordo:
– Hijo mío. Yo te quiero ayudar. Pero compra el décimo por lo menos.Esto es un catalán que, desde 15 días antes del sorteo de la Lotería de Navidad, está en la iglesia diciéndole a Dios:
– Mira señor. Tu me tienes que ayudar. Tienes que hacer que gane el gordo de la Lotería completo.
Y ese año, no le toca nada.
Al año siguiente, lo mismo. Y al siguiente… y al siguiente… y al siguiente.
Así que a Dios se le hinchan los cataplines, y se le aparece al catalán con una luz muy grande y un trueno muy gordo:
– Hijo mío. Yo te quiero ayudar. Pero compra el décimo por lo menos.
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