Un autobús lleno de gente fea chocó de frente con un camión. Cuando murieron, Dios les concedió a todos un deseo. La primera persona dijo: “Quiero ser guapo”. Dios chasqueó los dedos y sucedió. La segunda persona dijo lo mismo y Dios hizo lo mismo. Así sucesivamente en todo el grupo. Dios se dio cuenta de que el último hombre de la fila se estaba riendo histéricamente. Para cuando Dios llego a las ultimas diez personas, el ultimo hombre estaba riendo y rodando por el suelo. Cuando llegó su turno, se rió y dijo: “Ojalá fueran todos feos otra vez”.
Un autobús lleno de gente fea chocó de frente con un camión. Cuando murieron, Dios les concedió a todos un deseo. La primera persona dijo: “Quiero ser guapo”. Dios chasqueó los dedos y sucedió. La segunda persona dijo lo mismo y Dios hizo lo mismo. Así sucesivamente en todo el grupo. Dios se dio cuenta de que el último hombre de la fila se estaba riendo histéricamente. Para cuando Dios llego a las ultimas diez personas, el ultimo hombre estaba riendo y rodando por el suelo. Cuando llegó su turno, se rió y dijo: “Ojalá fueran todos feos otra vez”.