Una noche, muy tarde, un ladrón entró en una casa y, mientras miraba a hurtadillas, oyó una voz que le decía: “Jesús te vigila”. Miró a su alrededor y no vio nada. Siguió sigilosamente y volvió a oír: “Jesús te vigila”. En un rincón oscuro vio una jaula con un loro dentro. El ladrón preguntó al loro: “¿Has sido tú el que ha dicho que Jesús me vigila?” El loro respondió: “Sí”. Aliviado, el ladrón preguntó: “¿Cómo te llamas?”. El loro respondió: “Clarence”. El ladrón dijo: “Es un nombre estúpido para un loro. ¿Qué idiota te ha llamado Clarence?”. El loro respondió: “El mismo idiota que le puso Jesús al rottweiler”.