Había una pareja de ancianos que en su vejez se dieron cuenta de que cada vez eran más olvidadizos, así que decidieron ir al médico. El médico les dijo que debían empezar a apuntar las cosas para que no se les olvidaran. Se fueron a casa y la anciana le dijo a su marido que le trajera un bol de helado. «Quizá quieras escribirlo», le dijo. El marido dijo: «No, puedo recordar que quieres un bol de helado». Entonces ella le dijo al marido que quería un bol de helado con nata montada. «Escríbelo», le dijo ella, y de nuevo él dijo: «No, no, ya me acuerdo: quieres un bol de helado con nata montada». Entonces la anciana dijo que quería un bol de helado con nata montada y una cereza encima. «Escríbelo», le dijo a su marido y de nuevo él respondió: «No, ya lo tengo. Quieres un bol de helado con nata montada y una cereza encima». Así que va a por el helado y pasa un tiempo bastante largo en la cocina, más de 30 minutos. Sale hacia su mujer y le entrega un plato de huevos con bacon. La anciana se queda mirando el plato un momento, luego mira a su marido y le pregunta: «¿Dónde está la tostada?»
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