Dos loquillos
Estaban dos loquitos, que tenían tres días sin comer, en el cementerio. A lo lejos ven un pedazo de pan tirado en el suelo y ambos salen corriendo a todo pulmón, empujándose y golpeándose, hasta que uno gana y de un tirón se lo engulle. El que no comió nada se le queda mirando y con aire de desaprobación le dice: «¡Cómo es posible que te comas esa porquería! ¡Quién sabe de dónde salió y qué suciedades tendrá!» Entonces, aquel siente náuseas y vomita todo. El otro loquito rápido comienza a comerse el vómito y a decir: «Así es como me gusta a mí: calientito».