Acomedido
– ¿Hola?
– ¿Cariño, eres tú? Es que se oye fatal.
– Sí, mi amor.
– ¿Estás en el club?
– Sí.
– Es que estoy enfrente del aparador de una tienda viendo un abrigo de piel precioso. ¿Puedo comprarlo?
– ¿Cuánto vale?
– Tan sólo dos mil dólares.
– Está bien, y de paso cómprate una bolso que le haga juego, mi amor.
– Gracias, mi cielo. También quiero decirte que…, bueno, resulta que pasé por el concesionario de coches y pensaba que igual y ya era el momento de cambiar el nuestro, así que entré y pregunté y ¿qué crees? Resulta que el BMW está en oferta y hay uno monísimo, que me ha gustado mucho.
– ¿Cuánto vale el monísimo coche con la oferta?
– Son sólo 60 mil dólares, pero es que el coche está fantástico.
– Está bien, pero por ese precio lo quiero con todos los accesorios. Trata de conseguir algún descuento.
– Sí, cariño, te prometo que voy a tratar de conseguir algún descuento.
La mujer, viendo que todas sus peticiones son aceptadas, decide arriesgarse:
– Cariño, ¿recuerdas que mi mamá quería venir a vivir con nosotros? ¿Te parece que la invite por un mes, como prueba, y el mes que viene lo volvemos a hablar?
– Bueno, pero no pidas nada más, por favor, ¿eh?
– ¡Sí, sí, está bien! Ah, y te quiero muchísimo.
– Yo también te quiero, un besito y adiós.
Al colgar el teléfono, el hombre se gira al grupo y pregunta:
– ¿De quién es este celular?